Este mes desde la Clínica Dental Helident te contamos todo lo que tienes que saber sobre las muelas del juicio y cuándo es necesario extraerlas, como respuesta a una de las preguntas más frecuentes que nos realizan nuestros pacientes.
Las muelas del juicio son los terceros molares: son cuatro muelas, una por cada cuadrante bucal, situadas al fondo de la boca. Se llaman “muelas del juicio” porque suelen erupcionar alrededor de los 20 años, cuando la persona ya tiene un “juicio” más desarrollado, aunque esto no siempre es así, pues puede que aparezcan antes o que en algunas ocasiones nunca lleguen a salir. A veces salen una o dos, no salen siempre las cuatro o no siempre salen a la vez. Al erupcionar más tarde que los demás dientes, es habitual que afecten a otros dientes durante el proceso, moviéndolos o torciéndolos en su ubicación.
¿Cuándo es necesario extraerlas?
Cuando las muelas del juicio no han erupcionado de forma correcta, suelen dar lugar a muchos problemas en la boca que incluso pueden afectar a las piezas dentales más cercanas. Al estar en el fondo de la boca, el lugar de las muelas del juicio es difícil de limpiar, algo que puede favorecer la aparición de bacterias e infecciones. En caso de aparecer una infección debido a la erupción de la muela del juicio, es necesario extraerla.
También se debe extraer cuando afecta a la posición de los demás dientes, ya que muchas veces estas muelas nacen torcidas. Además alterar la posición de los otros dientes, una muela del juicio mal posicionada puede llegar a causar caries y necrosis de la pulpa, por ello es mejor extraerla y que no nos esté perjudicando.
¿En qué consiste la intervención para extraer la muela del juicio?
Lo primero que se debe hacer es consultar al dentista. A través de una exploración y una radiografía panorámica de la boca, el profesional sabrá el estado en el que se encuentran las muelas del juicio.
La intervención la realiza un cirujano, aplicando anestesia local, y una parte importante del preparatorio frente a la operación es el control del estrés y la ansiedad del paciente. A veces se puede sedar a la persona, dependiendo de la situación de la pieza que haya que sacar y del historial del paciente.
Una vez que la anestesia ha hecho efecto, el cirujano procede a ampliar el área donde se encuentra la muela utilizando un instrumento llamado elevador o botador. Después, el cirujano mueve la muela de lado a lado hasta que esté lo suficientemente floja como para ser extraída por completo gracias a un fórceps específico para cada diente a extraer.
Si la muela del juicio es difícil de extraer, quizás sea necesario realizar una incisión en la encía, partir la pieza en varios trozos e incluso retirar un poco del hueso maxilar para llegar a la pieza. Después se realiza una sutura con puntos reabsorbibles (muy cómodos para el paciente puesto que se caen solos y no es necesario volver a consulta para quitarlos) o se puede realizar con puntos convencionales, aunque en ese caso sí hay que retirarlos acudiendo a la consulta unos 7 o 10 días después de la intervención.
Una vez finalizada la intervención, es muy probable sufrir algunas complicaciones, aunque todas ellas son leves. A causa de la anestesia es normal sufrir náuseas, vómitos y entumecimiento pasajero de la boca. Además, es habitual la aparición de un hematoma en la mejilla, en la misma zona donde hemos sido intervenidos, aunque sin consecuencias.